St. James Edition es la denominación que recibe un 'one-off', una versión única del Rolls-Royce Wraith que además, se coloca como el Rolls más potente hasta la fecha.
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Cómo me gusta el Rolls-Royce Wraith. En serio, me encanta. Creo que es lo mejor que ha hecho la marca en toda su historia. Es, sin perder ni un ápice de lo que se espera de un Rolls y manteniendo además sus líneas 'cuadradotas', lo más atractivo y deportivo que ha sido capaz de hacer Rolls-Royce nunca. Me recuerda muchísimo al Bentley Brooklands, un coche que también me encanta, quizá sea por eso que me gusta tanto el Wraith.
Rolls-Royce nunca ha sido un fabricante que me haya atraído especialmente. Son modelos excesivamente burgueses y por norma general, las configuraciones elegidas por los propietarios potencian aún más esa burguesía de cada unidad. Y no es que me guste lo burgués, ojo, el tema es que no me gusta en exceso, por eso siempre me gustaron más los Bentley, que eran prácticamente los mismos coches pero con un toque justo entre lujo y deportividad. Siempre fueron coches más atractivos aunque fuera solo estéticamente, tanto por colores como por materiales, llantas...
Cuando Rolls-Royce presentó el Wraith la verdad es que, personalmente, quede gratamente sorprendido. ¡¡Que bonito era!! Sobre todo comparado con los modelos de la 'era BMW', que para mi son los más feos que nunca a tenido Rolls. El Rolls-Royce Wraith arrasaba con toda la gama y los dejaba a la altura del betún. Y eso que aún mantiene las líneas básicas de toda la gama, con el frontal cuadrado, la calandra cromada de gran tamaño y una anchura considerable. Además, llegaba aderezado con un V12 de 6,6 litros, dos turbos, 624 CV y 700 Nm de par a 1.500 rpm.
Por todo eso que acabo de contar y alguna cosa más que me dejo seguramente por el camino, la última creación de la firma británica me gusta todavía más. Se trata de un 'one-off', una versión única que no tendrá igual en el mercado, del Rolls-Royce Wraith. La han denominado 'St. James Edition' y destaca por su espectacular tonalidad roja. Un rojo vivo y brillante que rara vez se puede ver en un Rolls-Royce. Y le queda de vicio por cierto.
Esa es su principal característica así a simple vista, su color rojo, pero esconde algo más que lo convierte en el Rolls-Royce más potente hasta la fecha. Tras una pequeña modificaciones electronicas, el V12 gana 8 CV extra, declarando 632 CV totales. Es una ganancia mínima, pero suficiente para otorgarle el cetro del Rolls más potente. Este tipo de cosas me hace recordar cuando Rolls siempre respondía 'la suficiente' a la típica pregunta de '¿y cuanta potencia tiene?'.