Hace poco tuve una conversación muy interesante con unos amigos sobre coches. Es un tema recurrente cuando estoy presente porque, supuestamente, soy 'el que sabe' del grupo así que suelen aprovechar para preguntar cosas de lo más pintorescas. El tema giraba en torno a los coches eléctricos, sobre su futuro y sobre su pasado. Lo mejor fue ver la cara de todos ellos cuando les dije que el coche eléctrico es más antiguo que los coches con motor de combustión interna (que no térmicos, como los llaman en algunos sitos), que realmente lo que ocurre es que llevan un siglo de retraso en su desarrollo ya que los primeros automóviles usaban motores eléctricos y que incluso hubo uno firmado por Porsche, aunque no por el Porsche que fundo la compañía que todos conocemos con ese nombre, sino por Ferdinand Porsche, el padre del fundador. Pero ésto es otro tema en el que quizá otro día nos adentremos. Es cierto que los había con motor de vapor, incluso motos, pero se terminó adoptando la electricidad porque lo motores de vapor eran excesivamente grandes. Bueno, el caso es que los motores eléctricos terminaron en el olvido por los chanchullos que todos conocemos de las petroleras y el abaratamiento de los combustibles.
También fue divertido ver sus caras cuando les dije la electricidad no es 100% limpia, más de la mitad de esa energía se consigue quemando combustible fósil y por lo tanto, contamina. Es como si el ser humano no supiera, o no quisiera más bien, conseguir energía de otra manera que no sea quemando algo.
El caso es que me acordé de una historia que conocí hace tiempo pero que he visto en pocos lugares relatada a pesar de ser de lo más interesante. Para conocerla tenemos que dar un muy largo viaje hacia atrás en el tiempo, hasta 1888, cuando Bertha Benz inicia el primer viaje en automóvil sobre la creación de su marido Karl Benz, el Benz Patent Motorwagen nº3, considerado primer automóvil de la historia y que no es un Mercedes como me han dicho mil veces ya que Daimler-Benz, nombre de la compañía que fabrica los Mercedes, se fundó bastante tiempo después al fusionarse Daimler con Benz y los creadores de estas dos marcar ni siquiera se conocieron
Situados como estamos, viajamos ahora 250 km hacia Coburg para asistir al lanzamiento al mercado de otro coche durante el 27 de septiembre de 1888. Se trata del Flocken Elektrowagen, considerado el primer coche de producción con motor eléctrico. Viendo estos datos siempre me he preguntado como es posible que el Benz Patent Motorwagen sea el primer automóvil y que a su vez, se lance al mercado un modelo con motor eléctrico considerado 'el primer automóvil de producción eléctrico'. Quizá sea por la fecha de patente del Benz (29 de enero de 1888) y del lanzamiento del Flocken.
Observando las fotos, encontramos el típico diseño de calesa de caballos de cuatro ruedas descapotable, donde Flocken montó un motor eléctrico de 0,7 KW, que multiplicado por 1,36 nos da la cifra de 0.952 CV, suficientes para llevar a un par de personas hasta los 15 km/h, brutal en aquella época. Respecto a esta velocidad, una vez leí que por entonces se decía que era la velocidad limite que se podía alcanzar porque si ibas más rápido el alma no lo soportaba y se perdía en el limbo. Nunca le he dado credibilidad, pero me hizo mucha gracia. Volviendo al Flocken Elektrowagen, tenía una batería de unos 100 kg de peso, haciendo que el conjunto pesara unos 450 kg aproximadamente. Andrea Flocken, su creador y dueño de un taller de mecánica agrícola, tenía intención de vendérselo a los agricultores para que transportaran sus productos por los caminos de cabras que tenían en Alemania en aquella época, provocando que su historia fuera relatada en un diario de entonces, el Coburger Zeitung.
Pocos datos hay sobre el Flocken Elektrowagen, ni siquiera se conserva el vehículo original, aunque se puede ver una reproducción construida en 2011 por Fraz Haag en el Museo de Russelsheim y un esbozo en papel que se guarda en el Deutsches Museum de Munich.
Andrea Flocken siguió desarrollando el Elektrowagen, aunque como todos sabemos, la electricidad encontró una muerte rápida y terminó relegada a ciertos sectores.
