Los primeros compases de la década de los 50 estuvieron marcados todavía por la recuperación económica y social tras la Segunda Guerra Mundial. No hay nada más detestable, indeseable y patético, que la guerra. Personas matándose entre ellas, ¿nadie se da cuenta de lo absurdo y estúpido que es? ¿Nadie se da cuenta del asco y el odio que desprende? Por suerte, guerras de semejantes dimensiones ya no se ven en nuestro continente, al menos por ahora, y ademas, podemos disfrutar y aprender de las gentes que sufrieron aquella devastación y que salieron adelante luchando y reconstruyendo con sus propias manos el mundo.
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Fue una época triste, desde luego, pero según iba recuperándose el panorama, tanto la gente como las empresas empezaban a lucirse con propuestas y desarrollos que hoy día todavía se recuerdan. Si nos centramos en lo que nos gusta, en el mundo del motor, tenemos muchos ejemplos y uno de esos ejemplos, de esas ganas, cumple este año 60 años, aunque para muchos, como he podido comprobar, su procedencia supone cualquier cosa menos esfuerzo y ganas de recuperación, ya que Mercedes es alemana y tuvo mucho apoyo por parte del movimiento Nazi, pero eso realmente ocurrió con toda empresa alemana. No obstante, tanto Mercedes como Alemania, salieron bastante dañados de la Segunda Guerra Mundial y tuvieron que esforzarse para reflotar y hacer olvidar a todo el mundo que su procedencia, no tenía nada que ver con el Tercer Reich y eso que estamos hablando de un tiempo comprendido entre 1950 y 1955, habiendo terminado la contienda en 1945... la gente no olvida y perdonar cuesta.
El caso es que durante la década de los 50, Mercedes lanzó una serie de modelos que todavía hoy se consideran iconos, como puede ser el mítico Mercedes 300 SL, el 'Alas de gaviota' original, o nuestro protagonista, el Mercedes 190 SL, mucho más modesto y popular que el superdeportivo de chasis tubular e inyección directa de gasolina (esa tecnología que nos venden ahora como moderna y actual...). Modelo del que se vendieron 25.881 unidades, cuyo 40% fue destinado a Estados Unidos, que ya entonces era potencia mundial y a los que afectó poco la guerra.
Fue Maximiliano Hoffman quien aconsejó a Mercedes sobre la creación de algún modelo más emocional dentro de la conservadora gama que tenía por entonces. Hoffman era importador de la marca para el mercado yankee, de ahí que se permitiera el lujo de 'aconsejar' a Mercedes, algo que muchos importadores hacen.
Presentado junto el 300 SL en el Salón de Ginebra, el Mercedes 190 SL comparte algunos elementos con ese mítico automóvil, aunque la plataforma era la del sedan W120, el Clase S de aquel tiempo. No era tan potente y rápido como el 'Alas de gaviota' ya que equipaba un cuatro cilindros de 1.897 centímetros cúbicos con 105 CV que llegó a recibir algunas críticas por lo complicado de la puesta a punto de sus carburadores Solex, pero no ha sido suficiente para ensombrecer al modelo, ya que muchos lo consideran como uno de los descapotables más sensuales y atrayentes de los años 50.