Los concept car no son una invención moderna, tiene mucho camino recorrido y el Dodge HEMI Charger Concept Car de 1964 es una muestra de ello.
Recuerdo la primera vez que asistí con mi hermano a un salón del automóvil. No era un salón 'normal', sino la exposición 'Superdeportivos' que se celebró en Madrid, en el Parque Ferial Juan Carlos I. No era mi primera exposición, pero si era la primera de mi hermano, que no es un aficionado al motor pero sentía la curiosidad. Su primer comentario fue: '¿No hay prototipos? Yo venía pensando en ver prototipos'.
Los prototipos, los concept car, los show car... ¿que tienes esas creaciones para que todos estén pendientes de ellas? La verdad es que la respuesta es muy sencilla y es que resultan muy llamativos y se salen de lo común. Los fabricantes no se arriesgan con la estética de sus coches, sobre todo en los segmentos más altos de gama, y resultan tan aburridos como faltos de personalidad. Eso es lo que potencia el interés por los prototipos, aunque para los aficionados supone mirar hacia otro lado, como el sector del coche clásico, donde aún existen las sensaciones y la personalidad. Un sector donde también hay concept car, ¿o acaso pensabais que son una invención actual? ¿no os acordáis de los 'espaciales' concept americanos de la décadas 50 y 60?
Durante los años 50 y 60, Estados Unidos, potencia mundial en todo lo que se proponía (y por tanto, también en el automóvil), fue la cuna de unos concept que no dejan indiferente a nadie, con ideas descabelladas sobre los coches que tendríamos precisamente hoy. Por una parte, es una suerte que ciertos conceptos presentados en esas fechas no han llegado a nuestros días, como los animados por energía nuclear (en teoría), pero también es una lástima que aquella explosión de locura, genialidad e imaginación se terminara igual que llegó. Y lo peor de todo, es que muchos de esos prototipos eran meros adornos sin función, terminando la gran mayoría desguazados para cumplir con otros menesteres. Excepto nuestro protagonista. Éste, además de un coche totalmente funcional, se libró de ser destruido por un capricho del destino y actualmente se encuentra vivito y coleando.
Se trata del primer coche de Dodge que lució la denominación 'Charger', un nombre que ahora mismo te traslada al mundo de los Muscle Car. El motivo de su existencia es tan banal como servir de soporte para la presentación del nuevo V8 HEMI 426 que Chrysler estaba desarrollando y que estaba justo en ese momento compitiendo por los circuitos de Estados Unidos. Un motor, que por cuestiones varias, nunca llegó a ocupar su lugar bajo el capó del Dodge HEMI Charger Concept Car hasta mucho tiempo después. Ni siquiera es un Charger como lo imaginamos ahora, sino un Dodge Polara modificado a mano para la ocasión.
Estuvo un año completo recorriendo los salones del automóvil y algunos concesionarios selectos de Dodge en Estados Unidos y nunca nadie se planteó abrir el capó para ver si debajo había lo prometido. Es una historia muy curiosa. Cuando debutó oficialmente, equipaba el V8 de 383 pulgadas cúbicas (6.276 centímetros cúbicos) y 305 CV del Polara, porque el HEMI 426 (6.980 centímetros cúbicos) destinado al prototipo se desvió a un equipo de carreras respaldado por Chrysler cuando reventó el suyo en carrera. Se hacían muy pocos HEMI, todos a mano, y cuando llegó el día de exponer el concept no había ninguno disponible.
Tras ser salvado del desguace por el propietario de un concesionario en Pennsylvania, cuyo hijo modificó el coche para dejarlo guardado durante 35 años, fue adquirido por un coleccionista llamado Joe Bortz en 1999, que contratando los servicios de Fran Roxas y de John Arruzza, los mayores expertos de la materia en Estados Unidos, restauraron el coche a su estado original y además, lograron encontrar uno de los 15 V8 HEMI 426 construidos, restaurándolo con nuevos componentes como bielas, pistones y cigueñal, acompañados por culatas HEMI destinadas a la NASCAR de 1964, logrando extraer 600 CV. Uno de los comentarios que hizo John Arruzza, experto en motores HEMI, es que el motivo de la escasez del 426 de 1963/64 era los problemas que tenían con la fundición, que obligó a revisar de punta a punta el bloque de 1963 que lograron encontrar.
Mucho dinero y mucho más tiempo costó dejarlo como se ve en las imágenes, procedentes de una subasta que realizó RM Austions en junio de 2011, donde se logró una cantidad de 715.000 dolares. Es único en el mundo y además, es el primer Dodge Charger, aunque nunca estuviera pensado para producción.
Javi Martín
