Cuando algo resulta revolucionario, sea por el motivo que sea, siempre será recordado. Sino, que se lo digan a los señores de Citroën, quienes llevan más de 50 años recordando al 2CV, uno de sus modelos más míticos y que cada día tiene más fans. Como muestra de esa tendencia, ha sido uno de los protagonistas durante la IV Foro Exposición 'El vehículo histórico: una oportunidad de futuro'
");
document.write("
");
Corría el año 1935 cuando Pierre Jules Boulanger, por aquel entonces Jefe de Estudio de Citroën, tuvo una idea para un nuevo modelo. La idea relataba que había que construir un coche para motorizar a los campesinos franceses con un pliego de condiciones muy conciso y seguro por todos conocido. Una de las condiciones que figuraban en la lista y la que mejor define al coche fue aquella que decía, que un campesino debía poder circular por un campo sembrado con una cesta de huevos sin que se rompa ninguno, además de poder llevar 50 kg de carga.
Mítica frase que todos los aficionados al simpático Citroën 2CV conocen y hacen suya en muchas ocasiones y es que, ¿a quien no le parece simpático el 2CV? con esos 'ojillos' saltones y sus abombados guardabarros traseros... cinco millones de unidades se vendieron del 2CV cuando el último salió de la planta de Mangualde, en Portugal, el 27 de julio en 1992, hace ya 25 años. Y aún así, sigue siendo un coche con cientos de miles de seguidores en todo el mundo, solo hay que fijarse en las concentraciones, siempre hay alguna unidad, no falla.
Es un coche que marcó una época, pero no solo en Francia, también en España. En 1958 se abría la planta de Citroën Hispania en la Zona Franca de Vigo, de donde salió el Citroën 2CV en versión furgón y posteriormente, el Citroën 2CV berlina, estrenando la fábrica que Citroën tiene en Vigo hasta el día de hoy.
No extraña por tanto que un grupo de nostálgicos y amantes del modelo se haya reunido en el IV Foro Exposición 'el vehículo histórico: una oportunidad de futuro' y hayan convertido al modelo en el protagonista de la feria celebrada en Arroyo de la Encomienda, Valladolid, con apoyo de la Junta de Castilla y León.
Javi Martín